Escrito por Juan José Vásquez
el Tue Oct 17 2017
Entre los fanáticos de la cinematografía y actualmente, el boom de las series de televisión, el nombre de David Fincher no es desconocido. Director de Se7en, Zodiac y Fight Club tiene una excelente carrera a su haber, sin olvidar que también fue el encargado en House of Cards (al menos un par de episodios).
Mindhunter es la nueva producción de Netflix junto a Fincher, la que recuerda a las películas antes mencionadas, Zodiac y Se7en. La premisa de la serie es sencilla: dos agentes del FBI trabajan en un proyecto de investigación entrevistando a criminales violentos. Sin embargo, la gracia de la serie no se encuentra en su trama, la que da para escribir en apartado con relación a la glorificación de la violencia y la figura del psicópata (véase Hannibal y Dexter) en la televisión actual, lo interesante es la forma en que está contada.
La series de televisión, utilizan diálogo para contar historias. La mayoría del tiempo en pantalla podemos ver a personajes hablando, a diferencia del cine, donde el recurso es el movimiento. Fincher, toma la idea de diálogo y la eleva a dos categorías. En primer lugar, a una fórmula. Establece relaciones entre los personajes en los planos estáticos o con poco movimiento, desarrolla una idea principal y establece tensión por medio de la conversación.
En segundo lugar, un arte. Si se trata de escribir guiones, el mejor ejemplo en la actualidad es Aaron Sorkin. Ha escrito The West Wing, The Social Network, The Newsroom y A Few Good Men por nombrar alguna de sus obras más conocidas. El diálogo como recurso al momento de contar una historia recae en tres características principales. La capacidad de los actores al momento de hablar, la habilidad del escritor para presentar una conversación fluida y finalmente, la presentación de éste. Fincher logra tomar aquellas características y crear escenas potentes solo con la representación de los personajes, locación y el díalogo.
Los detalles, al momento de contar una historia, son dependiendo en la forma que se usen, accesorios para rellenar o, darle profundidad a los personajes. David Fincher rescata la segunda idea, permite que el diálogo siga fluyendo, entregándole otra dimensión a sus personajes por medio de detalles: alimento, objetos, ideas. Pero a diferencia de Sorkin, no tenemos diálogos extendidos con interrupciones de estilo dramático, existe fluidez en la representación de la conversación. Y más importante aún, Fincher demuestra que todavía puede dirigir excelentes diálogos.
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